La mujer en la Antigua Roma, aunque siempre a la sombra del varón, tuvo más derechos y libertades que la mayoría de pueblos de la antigüedad, incluida la antigua Grecia.
En la Antigua Roma, las mujeres que nacían libres eran no ciudadanas (cives), no podían votar ni ocupar cargos públicos. Sin embargo, mientras que las mujeres romanas en general no tenían ningún poder político directo, las de familias ricas y destacadas podían ejercer (y de hecho ejercían) gran influencia a través del entorno privado.
Mujer romana del siglo III |
Dentro de la estructura familiar romana, patriarcal, la mujer pasaba del poder paterno al poder marital, y en caso de enviudar, al de su hijo mayor. Debía vivir una vida de obediencia. El único trabajo que podían hacer, dignas de su rol familiar, eran hilar y tejer. Eran amas de casa que debían supervisar las tareas domésticas, que eran realizadas por las sirvientas y las criadas, que formaban parte del plantel de esclavos.
La Mujer Obediente
La obediencia era el signo que presidía la vida de la mujer romana. Mientras estuviera bajo el techo de su padre, la mujer estaba sujeta a la obediencia paternal; al casarse, pasaba a estar bajo las órdenes de su marido. En el caso de que una mujer soltera quedase huérfana, se convertía legalmente en sujeto de pleno derecho, pero esta situación era vivida como una desgracia.
La Educación de la Mujer
Las niñas tampoco recibían la misma educación que los niños, raramente iban a la escuela media y nunca a la superior, aunque las hijas de aristócratas alcanzaron un alto nivel cultural gracias a preceptores particulares.
Mujeres Destacadas de Roma
Aurelia Cotta |
A una mujer de clase alta se la conocía como matrona. Supone el prototipo de mujer aristócrata romana que nos han legado las fuentes históricas y a ella se le suponía ejemplo de madre ejemplar, decencia, castidad y mesura en las cosas.
Entre las mujeres destacadas de Roma figura Aurelia Cotta o Aurelia (120 - 54 A.C.), madre de Julio César. El historiador Tácito la consideraba el ideal de matrona romana. Plutarco la describía como una mujer estricta y respetable. Inteligente, independiente y reconocida por su belleza, ejerció gran influencia en el ascenso político de su hijo.
Cuando Julio César tenía 18 años, recibió de Lucio Cornelio Sila, dictador de Roma, la orden de divorciarse de su joven esposa, Cinnilla, por ser hija de Cinna, aliado de un enemigo político. Aurelia logró convencer a su hijo de que no lo hiciera.
El adulterio femenino
Para los romanos, el crimen más grande que podía cometer una mujer era el adulterio, y lo castigaban con la muerte. Cuando el adulterio no era condenado con la muerte, entonces esta mujer después del matrimonio tenía prohibido volverse a casarse.
Mientras que el adulterio femenino era considerado un verdadero crimen, para el hombre era totalmente normal mantener relaciones extraconyugales, incluso con las criadas y las esclavas, dentro de la misma casa.
Mosaico romano del siglo II A.C. |
La prostitución era considerada un trabajo que no necesariamente desmerecía a quien la ejercía. Por otro lado, las relaciones homosexuales eran aceptadas entre los hombres, pero, en cambio, no entre las mujeres.
Fuente:
Grandes Civilizaciones de la Historia - Roma Imperial - Editorial Sol 90
wikipedia
http://www.limes.cat/la-mujer-en-la-antigua-roma/
https://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/la-sexualidad-romana/20170508123607139564.html
http://arquehistoria.com/la-mujer-en-la-roma-antigua-5522